CUENTO ALIMENTO
Póbreman
Póbreman se asomó al borde de la terraza del edificio, cincuenta pisos mas arriba de la caja de cartón donde habitualmente se ocultaba manteniendo en secreto su personalidad. La noche estaba fresca pero una ráfaga de aire de la calefacción central le sacudió la capa de arpillera como el hálito de un demonio. Desde esa altura las calles de la ciudad parecían collares de piedras preciosas, pero con su supervista acostumbrada al rescate del desperdicio podía detectar el interior mas profundo de esas perlas falsas que son las bolsas de basura. La luna enorme y dorada con una aureola de lluvia parecía una moneda gigante de un peso, Póbreman permanecía erguido dibujando su silueta sobre ella como si de un recorte salarial se tratara. Dos gatos negros mas malos que su propia suerte se mantenían en tensión sobre el tanque de agua envenenada por la historia clavándole los ojos en el corazón invulnerable, apenitas desviaban un poco la vista hacia la ropa que flameaba casi imperceptiblemente en los tendederos como pulcros fantasmas de un pasado glorioso queriendo escapar del presente de una patria embrujada.
De pronto Póbreman se lanzó al vacío extendiendo los brazos y desplegando el pobreparapente formado por veinte bolsas de consorcio de las grandes, los dos gatos salieron como una exhalación tropezando entre ellos al tiempo que provocaban el desbande general de un grupo de palomas del color de la noche alineadas en la cornisa como la pesadilla de un desfile paramilitar pero simulando dormir en paz. Planeó sobre las lucecitas multicolores rozando las aristas de los rascacielos y las cúpulas de las catedrales, se reflejó en los cristales pulcros de los pisos mas altos y vio las cruces cubiertas de cagadas de pajaritos. Los ricos inquilinos conservaban sus propiedades cerradas con llave pero mantenían sus ventanales como un espejo, dios, en cambio, también clausuró la entrada de las iglesias pero no limpiaba sus cruces ni en pedo. Póbreman tensó los hilos de pita que le permitían maniobrar el pobreparapente y este se balanceó en la atmósfera haciendo círculos como un ave de rapiña, como un verdadero carancho aprovechador que advierte el perro de la esperanza muerto en la banquina. El viraje le permitió quedar frente a la casa de gobierno con todas las villas miserias del país a sus espaldas. -La vie en rose-, susurró al ver la tonalidad que la pintura de cal viva mezclada con sangre de buey daba a las paredes de la Casa Rosada desde las épocas de Sarmiento. Esta vez tensó los hilos de pita traseros que permitían aumentar la sustentación desplegando una especie de flaps tan rudimentarios como efectivos cuyo diseño estaba basado en la observación de la supervivencia diaria de los indigentes. El pobreparapente quedó suspendido en el cielo tan plagado de estrellas que parecía como si un avión evasor de capitales cargado de chirolas se hubiera desfondado. Póbreman suspiró y buscó donde aterrizar al tiempo que vigilaba cómo comenzaban a salir desde los contenedores, desde la bocas de tormenta, desde las alcantarillas, desde los bajos fondos, los soldados de un ejercito indisciplinado de menesterosos armados hasta los dientes con escudos de tapas de olla y cucharas soperas.
Adentro de la Casa Rosada, sobre una gran mesa de reuniones, los dueños de la Argentina desplegaban su estrategia en una pantalla horizontal gigante encendida que les mostraba una imagen tridimensional del país, a la que un zoom manejado por la ambición le permitía a cada gobernador acercarse a cada provincia, a cada ciudad y a cada casa. A un costado, vigilado por veinticuatro robots de ametralladoras láser en ristre, podía olerse el perfume indescifrable del tesoro nacional repartido en veintitrés cajas del tamaño de una heladera llena, correspondientes una a cada provincia, y una heladera extra, bastante mas alta y mas llena que las demás, correspondiente a la ciudad autónoma. Algunos billetes por el piso delataban el buen pasar de los comensales.
Póbreman aterrizó suavecito, el mecanismo antigalletas ovilló de forma automática los hilos de pita y el pobreparapente se plegó dentro del súperbagayo que llevaba a sus espaldas. La capa de arpillera volvió a flamear esta vez acariciada por la ráfaga de una sudestada que venía del Río de la Plata como una paradoja, porque Pobreman toda la vida se había imaginado zambulléndose en un río de plata. Con el índice y el dedo medio se llevó un tronquito ahuecado de zarzaparrilla a la boca, lo encendió con un Carusita y le dio una calada que le iluminó de rojo la cara. Era la contraseña. El ejercito de menesterosos se puso de pie apareciendo entre las penumbras y elevando un murmullo metálico y caceroleante que espantó las almas de los dueños de la Argentina.
-¿Que fue eso?- balbuceó el presidente apoyando la diestra sobre un attaché que llevaba esposado a su muñeca y que mordía con el filo de sus tapas un billete de cien mil dólares mal acomodado en su interior, mientras los robots de ametralladoras láser en ristre apuntaban en dirección al portón de entrada.
Pobreman escupió la punta encendida de la zarzaparrilla y la aplastó bajo el yute de sus súperalpargatas, giró hacia los paupérrimos de la tierra dejando escapar la última bocanada de humo, frunció el seño mostrando dos estrellas de cinco puntas pegadas con Poxipol sobre la visera de la gorra, y con cara de bronca generacional esgrimió el cucharón con el que pensaba repartir la sopa de la solidaridad. Millones de personas indocumentadas dieron un paso al frente mientras extraían de sus ropajes el exigente plato hondo del alimento diario.
Ajeno a todo esto, uno de los gobernadores, lanzando una carcajada dijo -Debe ser la clase media-. Todos rieron por la ocurrencia sabiendo que la clase media había desaparecido por completo hacía mas de un siglo. Es mas, ellos y sus adláteres con carné de partido exclusivo eran los únicos habitantes inscriptos en el Registro Nacional de las Personas. Jamás hubieran pensado que las megacomputadoras patrióticas podrían haber sacado mal las cuentas. Póbreman, expresando un gesto antropomórfico secular en todo sentido, señalando con el cucharón la casa de gobierno, ordenó el ataque gritando con todo el hambre de sus pulmones:
De pronto Póbreman se lanzó al vacío extendiendo los brazos y desplegando el pobreparapente formado por veinte bolsas de consorcio de las grandes, los dos gatos salieron como una exhalación tropezando entre ellos al tiempo que provocaban el desbande general de un grupo de palomas del color de la noche alineadas en la cornisa como la pesadilla de un desfile paramilitar pero simulando dormir en paz. Planeó sobre las lucecitas multicolores rozando las aristas de los rascacielos y las cúpulas de las catedrales, se reflejó en los cristales pulcros de los pisos mas altos y vio las cruces cubiertas de cagadas de pajaritos. Los ricos inquilinos conservaban sus propiedades cerradas con llave pero mantenían sus ventanales como un espejo, dios, en cambio, también clausuró la entrada de las iglesias pero no limpiaba sus cruces ni en pedo. Póbreman tensó los hilos de pita que le permitían maniobrar el pobreparapente y este se balanceó en la atmósfera haciendo círculos como un ave de rapiña, como un verdadero carancho aprovechador que advierte el perro de la esperanza muerto en la banquina. El viraje le permitió quedar frente a la casa de gobierno con todas las villas miserias del país a sus espaldas. -La vie en rose-, susurró al ver la tonalidad que la pintura de cal viva mezclada con sangre de buey daba a las paredes de la Casa Rosada desde las épocas de Sarmiento. Esta vez tensó los hilos de pita traseros que permitían aumentar la sustentación desplegando una especie de flaps tan rudimentarios como efectivos cuyo diseño estaba basado en la observación de la supervivencia diaria de los indigentes. El pobreparapente quedó suspendido en el cielo tan plagado de estrellas que parecía como si un avión evasor de capitales cargado de chirolas se hubiera desfondado. Póbreman suspiró y buscó donde aterrizar al tiempo que vigilaba cómo comenzaban a salir desde los contenedores, desde la bocas de tormenta, desde las alcantarillas, desde los bajos fondos, los soldados de un ejercito indisciplinado de menesterosos armados hasta los dientes con escudos de tapas de olla y cucharas soperas.
Adentro de la Casa Rosada, sobre una gran mesa de reuniones, los dueños de la Argentina desplegaban su estrategia en una pantalla horizontal gigante encendida que les mostraba una imagen tridimensional del país, a la que un zoom manejado por la ambición le permitía a cada gobernador acercarse a cada provincia, a cada ciudad y a cada casa. A un costado, vigilado por veinticuatro robots de ametralladoras láser en ristre, podía olerse el perfume indescifrable del tesoro nacional repartido en veintitrés cajas del tamaño de una heladera llena, correspondientes una a cada provincia, y una heladera extra, bastante mas alta y mas llena que las demás, correspondiente a la ciudad autónoma. Algunos billetes por el piso delataban el buen pasar de los comensales.
Póbreman aterrizó suavecito, el mecanismo antigalletas ovilló de forma automática los hilos de pita y el pobreparapente se plegó dentro del súperbagayo que llevaba a sus espaldas. La capa de arpillera volvió a flamear esta vez acariciada por la ráfaga de una sudestada que venía del Río de la Plata como una paradoja, porque Pobreman toda la vida se había imaginado zambulléndose en un río de plata. Con el índice y el dedo medio se llevó un tronquito ahuecado de zarzaparrilla a la boca, lo encendió con un Carusita y le dio una calada que le iluminó de rojo la cara. Era la contraseña. El ejercito de menesterosos se puso de pie apareciendo entre las penumbras y elevando un murmullo metálico y caceroleante que espantó las almas de los dueños de la Argentina.
-¿Que fue eso?- balbuceó el presidente apoyando la diestra sobre un attaché que llevaba esposado a su muñeca y que mordía con el filo de sus tapas un billete de cien mil dólares mal acomodado en su interior, mientras los robots de ametralladoras láser en ristre apuntaban en dirección al portón de entrada.
Pobreman escupió la punta encendida de la zarzaparrilla y la aplastó bajo el yute de sus súperalpargatas, giró hacia los paupérrimos de la tierra dejando escapar la última bocanada de humo, frunció el seño mostrando dos estrellas de cinco puntas pegadas con Poxipol sobre la visera de la gorra, y con cara de bronca generacional esgrimió el cucharón con el que pensaba repartir la sopa de la solidaridad. Millones de personas indocumentadas dieron un paso al frente mientras extraían de sus ropajes el exigente plato hondo del alimento diario.
Ajeno a todo esto, uno de los gobernadores, lanzando una carcajada dijo -Debe ser la clase media-. Todos rieron por la ocurrencia sabiendo que la clase media había desaparecido por completo hacía mas de un siglo. Es mas, ellos y sus adláteres con carné de partido exclusivo eran los únicos habitantes inscriptos en el Registro Nacional de las Personas. Jamás hubieran pensado que las megacomputadoras patrióticas podrían haber sacado mal las cuentas. Póbreman, expresando un gesto antropomórfico secular en todo sentido, señalando con el cucharón la casa de gobierno, ordenó el ataque gritando con todo el hambre de sus pulmones:
-¡A comeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer!-.
Solo algunos alcanzaron a escapar en helicóptero, el presidente y dos o tres gobernadores, ya no me acuerdo. Los demás fueron capturados y antes de abocarse al castigo interminable de lavar eternamente las exigencias de millones y millones de platos hondos vacíos, se enteraron que los pobres de la tierra todavía existían. Corría el año dos mil quinientos mas o menos, o el dos mil quinientos uno, cuanto mucho.
Solo algunos alcanzaron a escapar en helicóptero, el presidente y dos o tres gobernadores, ya no me acuerdo. Los demás fueron capturados y antes de abocarse al castigo interminable de lavar eternamente las exigencias de millones y millones de platos hondos vacíos, se enteraron que los pobres de la tierra todavía existían. Corría el año dos mil quinientos mas o menos, o el dos mil quinientos uno, cuanto mucho.
16 comentarios:
Hola bombon suizo como va? quizas no me ubiques asi por quien escribe pero soy Selma ( soy Cynthia Tamara) pero como tengo rulos dicen que me parezco a ella. Volvi a unirme a mi amigueta y volvimos armar un blog y te dejo mis datos para que me visites, te rias, te enojes y nos leamos como siempre si podes ponete como seguidor y gracias dulce.
Bombón lo dudo pero descendiente de suizos soy, querida Selma. Allá voy, pero le advierto que para mi, dos mujeres complotadas es igual a un hombre en ruinas.
El Partido Reaccionario Oligofrénico (PRO) Comunica a Pobreman y a todos sus secuaces, que ahora para revolver la basura deberá ponerse un chalequito amarillo fosforescente y presentar el carnet de pobre correspondiente, el cual deberá ser solicitado en cualquier sucursal del Gobierno de la Ciudad Autómata de Buenos Aires.
El que quiera comer mierda, primero deberá anotarse.
Hoy regresé exhausto, que no es lo mio el pilotar rápido los autos.
Pese a todo heme aquí, frente a todos sus delicatessen of the summertime.
boquiabierto es quedarme corto, al ver la brutal selección de sus trabajos a la que hacer frente con mis arremetidas y comentarios. Simplemente y a modo de resumen afirmo BRI-LLAN-TE como siempre maese El Tomi.
De especial solera sus trabajos en prensa el papel envejecido le da ese suspicaz toque vintage a sus histrionicas caricaturas; que bello envejecen los diarios.La tiene tomada con los atributos de la sra.Kirchner.Brillante el chico futbolista está de olé.
Mi querido desmitificador y sus reparos con el pescado.Aunque dado el bate con el que usted le ha dotado seria de pensarse lo de meterlo al béisbol.Y en general lo dicho de fabula ... Nunca deja usted de fascinarme, francamente.
No revuelvan la basura que se nos escapa la mosca, Miolnir, refrán publicitario.
¡Bienvenido Nº1!. Siento mucho decírselo pero, de alguna manera, es un verdadero placer saber que han terminado sus vacaciones, tanto por el hecho de volverlo a tener cerca como por el de que haya llegado sano y salvo a pesar de las velocidades desarrolladas.
Otra vez, una iluistración genial, no me canso ver su trabajo, maestro!
Me cago en ese grupito que logró pirarse en helicóptero. Es la parte que no me gusta del relato. El resto delirantemente bello y solidario. Una nueva épica, bizarra, y militante está comenzando a meterse en la gran prosa contemporánea universal.
Primer tomo de una nueva doctrina Aristotélico-Tomi-sta se cierne sobre las cabezas de los malos del mundo.
En cuanto a las ilustraciónes van tomando un tinte de piezas encajadas que se unen en busca de la tan negada, pero cada vez más factible perfección, que inquieta.
Qué lindo espacio!! me encantó llegar a este sitio!! Las ilustraciones son geniales, mucho más bellas que la época "ilustrada"... época en donde los "póbreman" comenzaron acumular "trabajovivo", y con ello a engendrar (mediante la "mítica" "razón" de los otros "señores", los "ricoman" quiero decir)el terrible esclavismo que hoy soporta este mundo hecho pedazos mediante salarios saldos y deudas públicas falsas... este circo político... esta alienación que no se quiere desalienar...rompecabezas para armar, o desarmar... eso me transmiten las palabras... No hay equilibrio en este mundo... si por suerte no nos gobiernan tiranos, caemos en otra desgracia: héroes que dicen amar a las multitudes, como nos mienten!! y que lindo, que lindo que escribes...
Saludos, desde Rosario!!
Ari
No me diga maestro que odio los guardapolvos, Sánchez. Soy de la idea de que a los polvos nunca hay que guardarselos.
-El Che era audaz y valiente, no temerario. Temerario es el que busca la muerte y el Che no la buscaba- dijo Pombo. Estas palabras me recuerdan continuamente que la audacia, la valentía y hasta la temeridad que nos enseñó el corazón de Guevara, resultaron imposibles de aprender para mi corazón de tablero. Pero me conformo con pensar que estoy lo suficientemente loco como para creer en la utopías e impulsarlas, y eso me hace sentir de maravillas porque lo aprendí de mis amigos, que cada vez que se cruzaron con una utopía le dijeron, te quiero.
Es que el mundo se divide en dos, Ari, los paises desarrolados y los paises arrollados.
Exacto mi querido Tomy... Argentina (y toda latinoamérica) están completamente "arrollados", de todos modos esa cuestión de pensar a los países como COSAS de "primer mundo" y "tercer mundo", en nuestro país, bien sabemos es, resultado nefasto de la teoria de la dependencia gestada en y desp.del desarrollismo argentino....
Lo cierto es que aquí usted escribe e ilustra muy lindo... eso es lo que vengo a disfrutar... y el CHE... que digan lo que quieran, yo lo llevo en mi corazón... y si señor! soy utópica!
un abrazo
Ari
Ser mujer, pájaro y estrella al mismo tiempo es perfectamente creíble, Ari, ser padre, hijo y espíritu santo, no. Lo tuyo es una hermosa utopía hecha realidad, la santísima trinidad es una mentira grosera...
Yo creo mas en la tibieza de los infiernos
que en la santa protección de cielos sublimes.
Hoy soy los ojos entreabiertos del Che Guevara,
mañana seré otro muerto rosarino que se sonríe.
Es un gorrión, un barrilete, es... Pobreman!
Ojalá que no nos haga falta (en el futuro al menos, porque al presente le vendría muy bien).
Cómo siempre, dibujo y texto, uno más lindo que el otro.
Vendría muy bien que apareciera un Póbreman en el presente, Nico, es verdad, pero se me hace que al primer intento de sobrevolar un country privado (que en realidad los countrys no están privados de un carajo) lo cagarían a tiros. ¿Que te parece si antes nos ponemos a ajustarle un poco mas el sistema de invulnerabilidad a los parches?.
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