miércoles, 26 de diciembre de 2007

Cuento Alimento

CUENTO ALIMENTO
Angélica, ¿donde estás?
Ni las despiadadas amenazas de muerte que el dólar le asesta en la espalda a la economía nativa ni el desenfreno contemporáneo de este siglo veintiuno habían logrado sacarlo nunca de sus casillas. Está bien que Cachito tenía solo doce años pero su serenidad era casi un milagro si tenemos en cuenta la inestable balanza de la ley de ecuanimidades, una balanza donde, por ejemplo, los muertos de hambre conviven socarronamente con el perfume Número Uno Imperial Majesty de setecientos mil pesos el frasquito.
No. Nadie, nunca ni nada subvertían a Cachito. Solo la mirada profunda de Angélica.
Angélica de los barrios altos que estabas mas cerca del cielo que de la tierra y yo a tus pies sin poder alzar un vuelo de gorrioncito te tenía que espiar desde la vereda Angélica, ¿donde estás?.
Angélica del otoño de las cortinas bordadas que hacías que estudiabas pero me mirabas y no querías que me dé cuenta que me estabas mirando pero yo me daba cuenta Angélica, ¿dónde estás?.
Ni la ignorancia que a la pobreza le dispensan los altos estratos sociales, ni lo ciega, sorda y muda que se ha quedado la justicia, habían logrado despertarle nunca envidia ni animadversión alguna. Está bien que Cachito tenía solo doce años pero su tolerancia era casi heroica si tenemos en cuenta la brutal desproporción que existe entre la frivolidad y la compasión, una desproporción que permite, por ejemplo, que pululen alegremente los indigentes a la intemperie con la Bridge Suite del hotel Atlantis en las islas Bahamas de setenta y siete mil quinientos pesos por día.
No. Nadie, nunca ni nada subvertían a Cachito, solo la mirada profunda de Angélica.
Angélica del invierno de los vidrios empañados de calefacción donde hacías unos huequitos con los dedos para que tu mirada viera como ahí abajo yo me aguantaba el frío igual que Súperman nada mas que por verte en la ventana Angélica, ¿dónde estás?.
Angélica de la primavera de las ventanas abiertas y tu mirada completa revoloteando en la siesta de las mariposas y yo en la vereda llena de flores te quería Angélica, ¿dónde estás?.
Ni la flagelación del descrédito que acecha constantemente las manos vacías en los bolsillos rotos, ni la cultura sectaria que abandona la nobleza de los que trabajan en la mas puta insalubridad pero jamás roban nunca habían logrado deshacer la pureza de su alma. Está bien que Cachito tenía solo doce años pero su lealtad era casi la gloria si tenemos en cuenta el infame abismo de diferencias que existe entre la declaración de los derechos humanos y los seres humanos propiamente dichos, un abismo en el que fluctúan, por ejemplo, los pobres desamparados de esta tierra y la biplaza Bugatti Veyron de Volkswagen de tres millones quinientos cincuenta y seis mil pesos.
No. Nadie, nunca ni nada subvertían a Cachito. Solo la mirada profunda de Angélica.
Angélica del verano, tu casa toda cerrada y algo me quema en el pecho mas todavía que la vereda desierta como un desierto caliente de sol en la planta de mis pies descalzos Angélica, ¿dónde estás?.
Angélica de vacaciones si supiera donde fuiste correría tanto como la ventanita del tren donde van tus ojos y vos me seguirías con tu mirada por los paisajes, y en las estaciones apoyaría las palmas de mis manos en el vidrio donde están apoyadas las palmas de tus manos para que se puedan ir juntas de vacaciones las tuyas como siempre y las mías para aprender Angélica, ¿dónde estás?.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Diario El Ciudadano

Martín Palermo, Fernando De La Rúa, Graciela Fernández Meijide, Eduardo Duhalde y Carlos Saúl Méndez. / Caricatura para el diario "El Ciudadano" de Rosario, 1998/1999. Grafito, pastel, y témpera sobre papel madera.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Diario El Ciudadano

José Luis Cabezas, De La Sota, Méndez, Erman González y Ramón Ortega. / Caricatura para el diario "El Ciudadano" de Rosario, 1998/1999. Grafito, pastel, y témpera sobre papel madera.

Diario El Ciudadano

Alberto Olmedo, Carlos Reutemann, Hermes Binner, Horacio Usandizaga, Alberto Natale. / Caricatura para el diario "El Ciudadano" de Rosario, 1998/1999. Grafito, pastel, y témpera sobre papel madera.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Diario El Ciudadano

Méndez, Duhalde y Corach. / Caricatura para el diario "El Ciudadano" de Rosario, 1998/1999. Grafito, pastel, y témpera sobre papel madera.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Ilustreciones

Grigori Yefímovich Rasputín. Pokrovskoie. Rusia / Grafito, difumino, pasteles y témpera sobre papel madera. / Ilustración realizada para la sección "El reportaje imposible" de la revista "Toca Madera".

martes, 18 de diciembre de 2007

Argentines kings magicians

Reyes magos argentinos. Ilustración realizada para la revista "La Luciérnaga" de la ciudad de Córdoba, Argentina / Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Portadas de revistas (la tapa vende)

Ilustración (detalle) para la portada de la revista "La luciérnaga" de Córdoba. Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Portadas de revistas (la tapa vende)

Ilustración (detalle) para la portada de la revista "La luciérnaga" de Córdoba. Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

sábado, 15 de diciembre de 2007

Ilustracuento

Ilustraciones para cuentos / Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Portadas de revistas (la tapa vende)

Ilustración (detalle) para la portada de la revista "La luciérnaga" de Córdoba. Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

domingo, 9 de diciembre de 2007

Polenta con pajaritos

Viñeta (detalle) de la historieta "¡Polenta con pajaritos!" realizada para la revista "Fierro" (segunda época). / Lápiz sanguina, lápiz cepia, y pasteles sobre papel madera. Composición y armado en Photoshop Pilar Tomey y Gotán Producciones, Palma de Mayorca, España.

Polenta con pajaritos

Viñeta (detalle) de la historieta "¡Polenta con pajaritos!" realizada para la revista "Fierro" (segunda época). / Lápiz sanguina, lápiz cepia, y pasteles sobre papel madera. Composición y armado en Photoshop Pilar Tomey y Gotán Producciones, Palma de Mayorca, España.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Portadas de revistas (la tapa vende)

Juan Gelman. Buenos Aires. Argentina. Poeta y periodista. Premio Cervantes 2007. / Ilustración realizada para la portada del periódico de distribución gratuita "Mundo Hispano" de Barcelona.

Cuento Alimento

CUENTO ALIMENTO
Entre mentas y poleos
Aunque cada veinticuatro de diciembre su mujer lo preparaba con religiosa meticulosidad, la sola presencia del pavo relleno apesadumbraba a Fantasio, ni que decir de los sándwich de miga, los turrones, las garrapiñadas, los confites, las nueces, las almendras y la champaña que acompañaban al pavo, así que como cada año, con un esfuerzo sobrehumano, volvió a alcanzar la puerta y se fue a dar una vuelta. Siempre había sido un poco angurriento y la tentación de picar algo le ganaba por goleada a cualquier dieta que emprendiera. Pero no era la glotonería lo que le acongojaba el alma, era la culpa, y es que a pesar de la prosperidad de su familia, Fantasio no podía olvidar que mientras él y los suyos comían por demás, había mucha gente que comía de menos y esta idea se le hacía insoportable sobre todo cuando llegaban las fiestas.
La tarde estaba desierta, hacía mucho calor y la frente se le fue llenando de gotitas de transpiración a medida que caminaba. Por fin encontró un sauce y a su sombra se dejó caer cuan largo y ancho era. Cerró los ojos, sintió un poco de fresco y se durmió. Se despertó sobresaltado, mucho mas acalorado que antes y con la sensación de estar rodeado. Una especie de insólito temor se había apoderado de sus nervios, ni siquiera se atrevía a bajar la vista de la copa del árbol lleno de destellos de sol y observar a su alrededor. Entonces volvió a cerrar los ojos como intentando reconciliar el sueño pero la intriga se adueñó de su modorra, así que con un rápido movimiento se sentó.
Quedó estupefacto. A sus pies había una enorme cantidad de gente de muy escasa estatura vestida de una forma por demás de extraña. No había uno solo de ellos que le llegara a la altura de la rodilla ni mucho menos.
Cuando se puso de pie, todos al mismo tiempo y en medio de un suave aroma a peperina se le apartaron un poco, y cuando casi al borde del pánico volvió a caer sentado, se le volvieron a arrimar cautelosamente.
Sintió como si las gotitas de transpiración de su frente se hubieran transformado en un mar perpendicular que se le derramaba hacia la nariz. Instintivamente quiso secarse y fue ahí cuando se dio cuenta que tenía la mano enfundada en un guante. -¡Ah!, ¡¿Qué me hicieron?!- Preguntó entre chillidos aterradores mientras se miraba desorbitado, y es que al principio, como el guante era rojo, creyó que los enanos lo habían despellejado o algo parecido. Pero no había sido tan grave. Los tipitos solo lo habían disfrazado con el sacón y los pantalones de Papá Noel.
De ahí provenía el agobiante calor que le invadía el cuerpo entero, de ahí y de la barba enganchada en las orejas, del cinturón que le ajustaba la panza, del gorro ribeteado con esa hirviente lanita blanca que le calcinaba los sesos y de las botas que le habían calzado encima mismo de las alpargatas.
Cuando dejó de gritar, uno de los pequeños personajes se adelantó al grupo, frunció el seño, entrecerró los ojos y apoyándose suavemente el índice en los labios le pidió silencio. -¿No ves que están todos durmiendo la siesta?- le reprochó con una voz entre ronca y aflautada.
Fantasio, se diría que hasta mas obediente que cagado, asintió con la cabeza mientras se tapaba la boca con ambas manos enguantadas y abría los ojos mas grandes todavía.
Vamos a ver... a vos te toca hacer de Papá Noel en Córdoba- prosiguió el hombrecito mientras se mecía la barba con los dedos y revisaba un pergamino amarillento y arrugado. -Supongo que no creerás que hay un solo Papá Noel para atender a todo el mundo ¿verdad?-. Fantasio asintió sacudiendo la cabeza a pesar de que no creía que existiera ni medio papá Noel. -...Bien...- Prosiguió su diminuto interlocutor -Vos pedinos lo que quieras, nosotros somos los encargados de darte lo que necesités para que los changuitos pasen una noche feliz-.
Fantasio no podía creer lo que estaba escuchando, se volvió a mirar el disfraz detenidamente, las manos con los guantes rojos, el gorro con el pompón blanco y sobre todo el cinturón, ese cinturón que no hacía mas que recordarle la comida de sobra y la gente con hambre. Pasó de tener un miedo descontrolado a estar tiernamente conmovido. Se empezó a sentir emocionado, era la oportunidad de resarcirse de su gula y ayudar a mitigar el hambre de los demás, buscaba en el aire los ingredientes de sus deseos, los ojos se le empañaron de unas lagrimitas tibias que le enturbiaban la vista, una idea brillante se hizo cargo de su voz y le trepaba por el pecho como la erupción de un volcán, se puso de pie y saltando de aquí para allá gritó una y otra vez invadido por una inconmensurable alegría -¡Una olla!...¡Necesito una olla!... ¡Nada mas que una olla!-. Los enanos enmudecieron y lo miraban sin articular palabra mientras se abrían en círculo a medida que seguían su trayectoria hasta que por fin el que había hecho la oferta exclamó -¡Baaastá!, ¡Silencio!, ¡¿Cómo que una olla?!-, a lo que Fantasio especificó entusiasmado -¡Si, sí!...¡Una olla para cocinar!...¡Nada más!-.
Esa noche, en una enorme olla que llevaron los duendes cocinó todo el remanente que había traído de su casa para saciar el apetito de un montón de changuitos que recibieron un plato de comida como un regalo de navidad, estaba tan feliz que no quería que la cena se terminara nunca y tanto es así que cuando todos estaban a punto de irse a dormir le vieron arrastrando la enorme olla hacia el río con la excusa de tener que lavarla, pero solo trataba de eternizar ese momento para siempre.
Al día siguiente los invitados volvieron a donde le habían dejado. Era un día de muchísimo calor pero esperaron, y tanto esperaron que se amodorraron y se zambulleron para refrescarse, lo siguieron esperando y desesperando, lo buscaron entre las rocas crepitantes, lo terminaron rastreando entre las mentas y los poleos y hasta lo bucearon en el fondo del río y en los arreboles del cielo, pero Fantasio jamás fue vuelto a ver y desde ese día y en su honor el balneario que está junto al río San Antonio lleva su nombre.
Pero todavía queda un dato verdaderamente sorprendente. No muy lejos de este lugar fue encontrada la olla que habían traído los duendes, razón por la cual a este otro balneario lo llamaron, y valga la redundancia, La Olla, es mas, cuentan los baqueanos que, según como se muevan algunas de las prehistóricas piedras, aún se la puede ver brillar en el fondo del río y quien con la suerte de verla cuente, predicen, nunca será abandonado por la prosperidad. Pueden comprobarlo ustedes mismos, si así lo desean.

Portadas de revistas (la tapa vende)

Ilustración para la portada de la revista "La Luciérnaga" de la ciudad de Córdoba, Argentina.

Glorias del deporte

Miguel "Happy" Lora Escudero. Montería, Córdoba, Colombia. Campeón mundial en la categoría gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Ilustración para la sección "Glorias del deporte" del periódoco "Mundo hispano".

Glorias del deporte

Marco Antonio "el diablo" Etcheverry, Santa Cruz, Bolivia, Fútbol. Caricatura para la sección "Glorias del deporte" del periódico de distribución gratuita "Mundo Hispano" de Barcelona.

martes, 4 de diciembre de 2007

Arquitextos

Estadio de fútbol diseñado como fuente de tallarines en homenaje al almuerzo dominical antes del partido. / Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pastel Rembrandt ocre amarillo (227,9), pastel blanco super suave (101,5) sobre papel madera. Recortado y montado en Photoshop.

lunes, 3 de diciembre de 2007

El ángel de lata

LOS VUELOS RASANTES DEL ÁNGEL DELATOR
Mi mamá me mima
Africaba el sol en la espalda como una brasa apoyada en la nuca. El carro era lo único que chirriaba y crujía en el mundo entero. Facundo y su viejo aguantaban el sopor de la siesta a durísimas penas. Facundo tenía el cuero cabelludo caliente. El viejo transpiraba y sostenía las riendas. Facundo revoleaba el látigo y le asestaba blandamente a las ancas del animal. El látigo volvía trayendo olor a cuero sudoroso. Buscar botellas era lo mismo que buscar soles chiquitos sobre la tierra. Soles chiquitos sobre cielos chiquitos color verde vidrio. No era difícil encontrarlos. Lo difícil era venderlos. Facundo creía en los reyes. Pero Facundo trabajaba con su viejo, y eso era casi como ser un rey mago.
Mi mamá me mima, escribió Facundo en el colegio. Lo escribió en un montón de renglones, lo mas prolijito que pudo. No veía la hora de salir para mostrárselo a su mamá. Le parecía una verdad más grande que una casa y le daban ganas de regalarle el cuaderno. Cuando salio lo pensó un ratito y antes de llegar al rancho arrancó la hoja y la dobló en cuatro. Te traje un regalito, tomá. Dice mi mamá me mima. ¿Ves?. En todos estos renglones dice mi mamá me mima y esa es la verdad.
Facundo teneme el carro, voy a ver que hay en ese baldío. Dejá papá, me salto yo. Facundo salto del carro como una lauchita y se trepó a la pared. Su cuerpito se recortó perfectamente sobre una pintada. Sueldos de hambre. Bajos salarios. Bajá papá. Hay un montón de tornillos, un montón de chapas, un montón de botellas. Saltaron. Era un mar de cardos en flor. Suerte color violeta. Pincha el tallo y acaricia la flor. Llenaron dos bolsas de arpillera. Facundo creía en los reyes.
Dice mi mamá me mima. ¿Ves?. En todos estos renglones dice mi mamá me mima y esa es la verdad.
Llegaron a la villa. Facundo se prendió a la canilla pública. Bajo las bolsas y contó. Botellas enteras cincuenta. Vidrios rotos diez. Mi mamá me mima. Comió algo, después agarró un papel y un lápiz. Pensaba escribirle a los reyes aunque no era reyes. Queridos reyes. Mandenmé tres cuartos de pan y si pueden, un autito de juguete. Pensó y pensó pero escribió otra cosa.
Queridos reyes. Mi mamá me mima.
Irse a dormir era reconocerse los huesos molidos. Eran cinco minutos de ojos abiertos y luz apagada, imaginando en el aire inmóvil, reyes magos, panes, y autitos de juguete. Era despertarse a la mañana tratando de recordar en que momento la noche terminó y apareció este rayito de sol que se cuela por aquel agujero en la chapa. Ángeles de lata que escriben su historia de soles chiquitos sobre cielos chiquitos verde vidrio. Queridos reyes aunque hoy no sea reyes. Tres cuartos de pan y autitos de juguete si se puede.
Mi mamá me mima ciento cincuenta mil renglones.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Portadas de revistas (la tapa vende)

Ilustración (detalle) para la portada de la revista "Toca Madera". / Lápiz sanguina, lapiz sepia dunkel 263, pastel Rembrandt ocre amarillo (227,9), pastel blanco super suave (101,5). Recortado y armado en Photoshop.

Tarot (El juicio)

El juicio / Ilustración (detalle) para las cartas pertenecientes a los arcanos mayores del Tarot. / Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Tarot (El papa)

El papa / Ilustración (detalle) para las cartas pertenecientes a los arcanos mayores del Tarot. / Lápiz sanguina, lápiz sepia dunkel 263, pasteles, lápices de colores, grafito y tempera sobre papel madera.