martes, 31 de mayo de 2011

Freack City (capital de la república de Fierro)

En el próximo número de la revista Fierro vuelve Freak City / Aquí les anticipo tres páginas del capítulo correspondiente a dicha historieta y algunas páginas del borrador del guión / Click sobre las imágenes para ampliar.

Dicen que, muy a menudo, la mejor forma de ganar el tiempo es perderlo. Así que, si anda con ganas de perder el tiempo, tiene absoluta libertad para ganarlo leyendo entre líneas, entre enmiendas y raspaduras, entre manchas de café y entre todo tipo de desprolijidades y tachaduras, incluso puede practicar las pericias caligráficas pertinentes, testear el pulso de cada letra y la secreta impronta de cada palabra e imaginar cómo acabará la historia de la equilibrista Jorgelina y el marinero Pascual. De paso se hace mas breve la espera del próximo número, ya sabe usted, lo que mata es la ansiedad, y no la humedad como se dice vulgarmente por ahí.





jueves, 26 de mayo de 2011

el Tomi graphic design (2). Espermatozoide ganador

Creación de personajes (enciclopedia informática) / Desarrollo del proceso creativo / Raff, bocetado y artes finales / Click sobre las imágenes para ampliar / Lápiz grafito, Edding 1200, lápiz sepia, lápiz tierra, lápices pastel y témpera blanca sobre papel madera.

Suele ocurrir que mientras parece que vamos concibiendo decididamente la morfología de un personaje, como es el caso de los que se pueden ver en los primeros 5 cuadros, sorpresivamente visualizamos otro y lo dibujamos precariamente (como se puede apreciar en el cuadro que aparece en sexto lugar). Al final esta especie de aparición espontanea resulta ser todo un viraje de laucha conceptual y termina destituyendo a la idea primigenia. De todos modos fueron presentados ambos prototipos, pero la segunda opción ya tenía todas las características típicas de un espermatozoide ganador.













miércoles, 25 de mayo de 2011

el tomi graphic design (1). La ocurrencia y el climax

Creación de personajes (enciclopedia informática) / Desarrollo del proceso creativo / Raff, bocetado y artes finales / Click sobre las imágenes para ampliar / Lápiz grafito, Edding 1200, lápiz sepia, lápiz tierra, lápices pastel y témpera blanca sobre papel madera.

En el proceso creativo, si se busca con cariñoso empeño, se puede encontrar un paralelo con la gestación de un hijo, solo que los nueve meses de embarazo están reducidos a un espacio de tiempo que, aunque variable, siempre es decididamente más breve, pero sobre todo el momento en que se nos ocurre la idea, el momento en que se nos enciende la lamparita por obra y gracia de la electricidad humana y nos encuentra con el lápiz apoyado en el papel, no dista demasiado de ese orgasmo que inseminará el óvulo. Lo demás va creciendo como el nuevo ser en la panza de una mamá.





martes, 17 de mayo de 2011

Premio Gardel a dos voces

MitiGar Del / Lápiz sanguina, lápiz sepia, lápiz sombra, lápiz tierra siena tostada, lápices pastel, pasteles en barra y témpera blanca sobre papel madera / Click sobre la imagen para ampliar

Una vez creado e instaurado el premio Gardel a dos voces (también llamado “Cada día canta mejor”) es conditio sine qua non para su entrega anual de aquí en mas, aceptar que el primero se lo lleva (de orejitas paradas), Adrián Abonizio, ya varias veces nominado para los premios Gardel comunardos (también llamados “El morocho no da abasto”). A partir del año próximo la votación, de la cual se dará aviso convenientemente, se realizara por este medio.


lunes, 16 de mayo de 2011

Un asesino vendiendo hamburguesas

Era un diciembre de mierda. De pié en la calle apoyé un pedazo de papel sobre el capot de un auto estacionado enfrente de la morgue del hospital y clavé la punta de la birome. -Escribí vos, que tenés buena letra- me habían dicho. Adentro estaba el cuerpo inmóvil y hermoso del Pocho. Afuera un montón de pibes llorando. Era de noche. Hacía un calor casi tan insoportable como la muerte. Entre Mariana y un sacerdote me iban dictando la denuncia. Mariana adoraba a Pocho, era su amigo, su brazo derecho. El sacerdote sufría cada frase que dictaba y Mariana, apretando los dientes, le corregía cada palabra que le parecía demasiado suave. Dejar constancia de los hechos es absolutamente legal aunque el papel esté arrugado, ya se sabe, el agua sucia también apaga incendios. A mí no me temblaba el pulso pero me temblaba todo lo demás, hasta el papel recortado a mano y la birome trazo grueso azul argentino me temblaban, pero escribí, escribí con el pulso de la historia. Después entregaron el pedazo de papel en la comisaría. En la puerta había un perrito abandonado mordisqueando otro garrón. También había un montón de policías mudos, sordos y ciegos, pero en ese momento no mordisqueaban nada. El papel no tenía duplicado pero Mariana ya se había conseguido otro comprobante y lo llevaba apretado en el puño izquierdo, era el cartucho de la bala que había matado al Pocho. Rojo era, no verde. Y si el cartucho es rojo, la bala es de matar. Todavía lo tiene la guacha. Incluso apretado en el mismo puño lo tiene. Era de noche, bien pero bien de noche, en todo sentido.
Ahora el asesino de Pocho fue visto vendiendo hamburguesas en un carrito. Entonces nada mejor que leer lo que dijo Mariana en su blog. “Como una metáfora de mí misma, de mi vida entera y en nombre del Pocho, repito, dejen de tirar hijos de puta, que hay pibes comiendo”. Eso y acordarse de que todavía tiene el comprobante del cartucho rojo apretado en el puño izquierdo.

viernes, 13 de mayo de 2011

Lea revista Risotto (ñoquis abstenerse)

Lo de “ñoquis abstenerse” es en joda, cualquiera puede comprar la Risotto, sobre todo los ñoquis que ya andan con pasta los veintinueve de cada mes. Lea argentino y cordobés, si no es de vez en cuando, al menos de cuando en vez.

 El Rocha, bocetos y arte final / Interpretación personal del personaje del dibujante Sergio Alejandro Más, cuyas aventuras pueden leerse en la proverbial revista Risotto de la ciudad de Córdoba / Arte final: lápiz sanguina, lápiz sepia, lápices pastel, pasteles en barra y difumino sobre papel madera. Lineal: tinta china y pincel PM01 6 Vallejo paint master. Bocetado: lápiz grafito, pasteles, rotulador Edding 1200 y rotulador Staedtler permanent marker Lumocolor / Click sobre las imágenes para ampliar, para reducir arreglate como puedas.





miércoles, 11 de mayo de 2011

Los vuelos rasantes del ángel delator

Tapa y nota editorial de la revista Ángel de lata de la ciudad de Rosario / Lápiz sanguina, lápiz sepia, lápices pastel y pasteles en barra sobre papel madera / Click sobre las imágenes para ampliar.






La filantropía de los incrédulos

Se largó la lluvia, Yolanda se está empapando. Decide correr hasta el portal de la iglesia. No queda nadie por la calle, ni dios. Aunque a esta hora dios no debe estar ni en la iglesia. Es tarde, mas tarde que la mierda. Lleva unas rosas envueltas en un papel celofán y van perdiendo pétalos en la carrera. Le vendió unos cuantos ramitos a los que cenaban en los restaurantes, a los que volvían de bailar y a los que salían del cine de trasnoche. Llega agitada al reparo abovedado del pórtico justo cuando arrecia el chaparrón. Una cortina de agua le impide ver la ciudad más allá de las columnas y un mar de gotitas le chorrea por la bolsa de nylon que se había enfundado en la cabeza. Respira profundamente mientras mira el daño producido en las rosas, traga saliva, resopla. La lluvia suena como un millón de papas fritas tiradas de golpe al aceite hirviendo. Tiene hambre, el estómago se le retuerce un poquito. También tiene un sándwich de milanesa en la mochila, lo había cambiado en el restaurant por un pimpollo. Parece que fuera el fin del mundo, que ella hubiera conseguido el último refugio y que el que no se escondió se embromó. Yolanda gira la cabeza y ve las puertas altísimas de la iglesia bien cerradas a sus espaldas, y aún así, las empuja con la punta de los dedos en un acto reflejo. Sorpresivamente se entreabren. La adrenalina le empasta la boca, retrocede dos pasos, la impresión le hace apretar el tallo de las rosas tanto que una espina se le clava en la yema del índice. El furor de la lluvia de papas fritas se redobla. Un vaho misterioso sale desde la penumbra interior de la nave central, un perfume a inciensos ancestrales y a milenarios mantos de vírgenes. Yolanda no cree, es decir, cree que no cree. Pero se ha metido en cada castillo embrujado, ha hablado con cada monstruo, ha enfrentado cada fantasma que no debe haber santo que le impida entrar. Su abuela le había enseñado a persignarse cuando pasaba en frente de las iglesias, ella lo hizo durante un tiempito pero después se olvidó. Yolanda, incrédula, se hace la señal de la cruz y se pierde en el azul oscuro y sagrado. La atmosfera cóncava consigue ensordecer la lluvia de papas fritas.
Allá al fondo, en el altar, quizás por obra y gracia de un monaguillo olvidadizo, una vela parece querer arder hasta que las velas ardan, pero aquí, suspendida en la oscuridad, justo encima de su corazón revolucionado, una inconmovible virgen María tamaño natural le mira con los párpados caídos, suplicantes, como una mujer bendita pero petrificada a punto de darnos la bendición, toda envuelta en una bandera argentina. Yolanda abre la boca embobada. -Me cago en dios- murmura -parece Evita-.
Poco a poco el estrépito de la lluvia le destapa los oídos y vuelve a acompañarla como un amigo lejano. Suena ahí, en los cristales de colores de los vitreaux, pero Yolanda tiene su vista clavada en la mirada de María, o de Evita, ahora tiene sus serias dudas y aunque ninguna de las dos le atemoriza, algo le produce un escalofrío entre la piel y el vestido hecho sopa. Es el ojo izquierdo de la virgen que, húmedo y luminoso, deja caer una lágrima tras otra, brillantes, fantasmales, entre patéticas y terroríficas. –La puta madre- blasfeman los doce años de Yolanda.
Se asusta un poco, retrocede, golpea con el talón en uno de los bancos. El banco larguísimo cruje, inunda con ecos de madera las paredes sacrosantas y Yolanda cae de rodillas. Apoya las manos en el suelo marmóreo y el dedo que le pinchó la espina deja una manchita de sangre mientras las lágrimas de la virgen forman un charco brillante justo enfrente de ella, sobre ese piso encerado, impenetrable.
Yolanda queda un instante paralizada pero vuelve a levantar la vista. Achina los ojos, aguza la mirada y entonces, como un gato agazapado descubre una gotera en los techos inalcanzables de la iglesia. Una gotera que cae mística y perpendicular en la frente de la virgen, resbala hasta el ojo izquierdo y se despeña por la mejilla satinada de rubores. –Que guacha- vuelve a blasfemar Yolanda mientras se levanta de un salto -me hiciste cagar en las patas-.
Se sienta en el banco larguísimo, se sacude un poco el vestido y se desengancha la mochila de los hombros. Mira de nuevo a la virgen que no deja de lagrimear ni de mirarla con cara de ternero degollado. Yolanda se chupa la gotita de sangre del dedo y le dice -¿ves?, yo me pinché el dedo y no lloro-. Oro… oro… oro, repite el eco eclesial, pero María, o Eva, o vaya uno a saber, no responde nada. Espera, presta atención, pero nada – ¿No me comprás una rosa?- le pregunta Yolanda medio en broma, con una especie de esperanza secular. Osa… osa… osa… repite el eco. Yolanda suspira, se limpia la nariz en la manga del vestido y vuelve a preguntar – ¿No tenés plata?-. El eco vuelve a repetir incansable las tres últimas letras, pero María o Eva o quien sea no contesta. Yolanda, un tanto desencantada a pesar de que no esperaba ningún milagro, ahora espera el silencio, escucha la lluvia de papas fritas y saca el sándwich de milanesa. El aroma hace temblar el aire. Yolanda muerde, mastica, mira hacia un costado y hacia el otro, balancea las piernas que le cuelgan del banco larguísimo. Traga, siente como el estómago le agradece, vuelve a morder y mastica y mastica y mastica mirando el mordisco que dejó en el pan y en la milanesa, sigue balanceando las piernas y escuchando la lluvia de papas fritas allá afuera, entonces, con algo de culpa, levantando un poquito el sándwich, mira a María, o a Eva, o a quien sea y le dice -¿Querés?-.

jueves, 5 de mayo de 2011

Tangolosina Copyright presenta

Tangolosina Copyright presenta: “Besame” (dibujo y poema) / Lápiz sanguina, lápiz sepia, lápices pastel, pasteles en barra y difumino sobre papel madera / Click sobre la imagen para ampliar.


No pretendo que me laves ni me planches,
todos saben que buey solo bien se lame,
ni te pido que me quieras ni te enganches,
una cosa nada mas quiero, besame.

No sería de mi agrado que me arranches
la mitad del corazón como a un salame,
ni que el pecho del orgullo se te ensanche,
una cosa nada mas quiero, besame.

lunes, 2 de mayo de 2011

Yo pecador me confieso

Viñeta perteneciente a un capítulo de la historieta El desmitificador argentino publicada por la revista Cóctel Molotov en los noventas / Lápiz y difumino sobre papel blanco / Click sobre las imágenes para ampliar.
Las dos ilustraciones que aquí se pueden ver emparejadas tienen una diferencia substancial, ya que la de la izquierda de su monitor es una copia corregida de la de la derecha, que es la original y la publicada.
Uno no es divino, a la vista está, y por ende hace cosas propias de los humanos, tales como errar. Errare humanum est, no cabe ninguna duda, aunque no darse cuenta del error cometido funciona como atenuante de la culpabilidad del mismo. Muchos años después de publicada la historieta me hicieron notar el fallo, momento hasta el cual no tenía ni la más remota idea. Les propongo, por un lado, descubrir dicho error y sentir el impacto espiritual que provoca en el artista percatarse de tamaño descuido y, por el otro, reubicarme entre los simples mortales, que ya estoy podrido de que me llamen maestro.