domingo, 25 de septiembre de 2011

Los vuelos rasantes del ángel delator

Tapa y nota editorial de la revista Ángel de lata de la ciudad de Rosario / click sobre las imágenes para ampliar, ojos bien atentos para leer.


Deyabú

Mañana será otro día, balbuceó Rita en el medio de un suspiro, como si eso pudiera ser cierto y aún cuando por una cuestión cronológica lo fuera. Se pasó el antebrazo por la frente transpirada observando el piso brillante y reflexionó. Mañana será otro día y al final del día voy a decir que mañana será otro día. Se quedó unos instantes inmovilizada por la idea y después acomodó la escoba en un rincón con perfume a creolina. De pronto tuvo como un deyabú pero multiplicado a la enésima potencia. Se recordó muchos días en la misma situación, balbuceando mañana será otro día e incluso pasándose el antebrazo por la frente transpirada. Esto ya lo viví, pensó, ya lo viví setenta mil veces.
Cerró la puerta de calle del edificio de departamentos sacudiendo la cabeza. No setenta mil veces, cien mil veces ya lo viví y mañana nunca es otro día, siempre es el mismo, murmuró. Adentro quedaban las escaleras impecables, los baldes, la escoba, el delantal y otras ocho horas de su vida. Como siempre se cruzó a la vereda del sol, le encantaba ver como reverberaban las baldosas en el furor del verano, le inyectaban una energía alentadora que le permitía llegar hasta la villa pisando las baldosas de la buena suerte que venían cada tres baldosas de la mala suerte, empezando a contar desde la primera que pisaba y a las cuales no había que tocar ni siquiera con la sombra de las zapatillas si no te querías morir ahí mismo, intrascendente, en el centro neurálgico de la ciudad. Se concentraba de tal manera que las putas cien mil cuadras que había hasta la puerta de la casilla de chapas pasaban inadvertidas, tan inadvertidas como el mañana será otro día que había repetido exactamente cinco de los veinte años que tenía, todos los días, sin exceptuar ni siquiera los domingos.
Los sábados, en cambio, amagaban un encanto especial parecido al final de una condena, pero entre que empezaban recién al medio día y aquellas cien mil cuadras de vuelta, se diluían como los deseos cuando se los sumerge en la ansiedad, y encima con esa incómoda brevedad llamada domingo en ciernes estaba todo dicho, porque la brevedad de los domingos no tiene otra función que la de reponernos para recibir el impacto de los lunes en pleno cansancio pero con algo de dignidad, nada más. Tal vez el sábado, gracias al libertinaje que mienten los domingos, fuera el único día en el que decir mañana será otro día pudiera tener algún sentido, pero la efímera duración de esa mentira convertía al domingo en un día como todos los demás. Hoy, por ejemplo, era sábado, y Rita ya había dicho que mañana sería otro día, pero no distinto, otro día como un diario secreto de interminables monotonías.
Entonces, cuando solo queda una posibilidad remota de que se cumpla lo esperado, suele suceder lo inesperado. Lo inesperado tiene el sabor dulce de la sorpresa mezclado con el olor a pólvora de la adrenalina. Lo inesperado no se espera ni se hace esperar. Rita vio cinco billetes de cien pesos en la vereda repentinamente desierta. Se le dibujaron en los ojos así dobladitos como estaban. Se le encajaron en el corazón como en una billetera. A Rita le costó asimilar lo que estaba viendo, las realidades contundentemente reales se asemejan demasiado a las ilusiones ópticas, pero lo que estaba viendo tenía toda la pinta de ser suyo desde hacía rato, cosa que le hizo frenar en seco su recorrido habitual, y por suerte justo sobre una de las baldosas de la buena suerte. No había más alma que su propia alma, o en el mejor de los casos, si es que había otras almas por ahí cerca, se habían complotado todas con la suya. Se podría decir que hasta sintió un poco de miedo, no cualquiera saca el pié de la baldosa de la buena suerte y lo apoya sobre otra baldosa así porque sí después de tantos años. Pero el miedo no es sonso, es más vivo que todos los billetes del mundo juntos, un poco cobarde puede ser, pero nunca sonso.
Instintivamente Rita se pasó el antebrazo por la frente transpirada tal vez para disimular sus afortunadas malas intenciones, pero el perfume a creolina sobrevoló y las purificó de inmediato. Abriendo los ojos más que nunca sacó los pies de la baldosa de la buena suerte con la secreta ambición, no tanto de acercarse a los billetes, sino de alejarse del rincón viciado de eternidad donde todas las tardes acomodaba la escoba y sus esperanzas.
Alcanzó los billetes. Tembló de emoción a la sombra de los rascacielos. Fue un pecado sublime, una infame inocencia, una vil buena acción inconclusa, una devolución de la devolución tan injusta como la justicia, el lúcido desliz de un momento feliz tan atemporal como la vida. Encontrar plata un sábado a la tarde en una ciudad desierta es mucho más que encontrar plata, es la oportunidad aprendiendo a volar sola. Tal es así que un par de horas y un bolsito con algunas ropas más tarde, Rita pidió en la estación un pasaje de ida a los sueños de otra ciudad. Desde atrás del vidrio de la boletería una voz entre metálica y esperanzadora le preguntó ¿para hoy?, sí, respondió Rita, mañana será otro día.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ikebana

Ikebana / Boceto a lápiz para pintura acrílica / Plantado con carboncillo, sanguina y siena tostada sobre tela / Un impasse en el desarrollo de la obra / Click sobre las imágens para ampliar.


Ikebana / Boceto a lápiz para pintura acrílica / plantado en tela con carbonilla, barrita de sanguina y barrita tierra siena tortada / un impace en el desarrollo de la obra.


En el centro de la mesa como una flor de ikebana
te saqué el salto de cama lentamente y al calor
de mi pecho seductor y de mi injuriosa fama
de robarle a cada rama un pimpollo del amor.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Berenice en Freak City

Berenice / Tercera entrega de 2011 de la historieta Freak City / Publicada en el Nº 59 de la revista Fierro de la ciudad de Buenos Aires / Click sobre las imágenes para ampliar

Hasta que el circo entraba inusual y estridente,
tomando como atajo la calle principal,
fanfarrón de elefantes y de jaulas rugientes,
loco de payasadas y oliendo a libertad.

Brillante de trompetas y vientos de fanfarria
que hacían brincar al alma y gritar al corazón
mientras se energizaba de pié la pituitaria
y pagaba en hormonas la entrada a la función.






viernes, 9 de septiembre de 2011

¡Vuelve Risario... tomá pa' vo'!

Risario, revista aborigen de humor de la ciudad de Rosario / Portada, afiche promocional y logotipo / Click sobre las imágenes para ampliar.

Damas, caballeros, y porqué no niños, vuelve Risario, la mítica revista aborigen de humor de la ciudad de Rosario. Creameló, vaya reservando el número uno y riasé, ¿porqué? porque ser rosarino ya es un chiste del destino.



lunes, 5 de septiembre de 2011

Una estrella propia

Nota para el semanario Cruz del Sur, de la ciudad de Rosario / por Carina Toso / Click sobre las imágenes para ampliar / Hola Tomás, soy Carina Toso, del semanario Cruz del Sur de Rosario, quería consultarte para hacer con vos una entrevista para este medio / Si me nombra a Rosario y me nombra a la Cruz del Sur, Carina, ¿me puede explicar cómo hago para decirle que no? A sus órdenes, el Tomi


- En primer lugar tengo una curiosidad, y es saber por qué Rosario y la Cruz del Sur parecen ser tus debilidades. ¿Qué sensaciones te despierta leer esas palabras?
Mi mamá tiene una estrella propia adonde se fue a vivir mi hermanita Miriam cuando era muy chiquitita y desde allí le hace señas de luz todas las noches. Esa estrella está ubicada en un punto exacto entre el Lucero del Alba y la Cruz del Sur que solo mi mamá, paradita siempre en las mismas coordenadas astrológicas de la terraza de mi casa de la infancia allá en Alberdi, reconoce. Desde esa misma ubicación, y quizás por el solo hecho de evitarme tristezas o nostalgias, a mí solo me enseñó a mirar el cielo de Rosario esperando que se muevan las estrellas fugaces para pedirles tres deseos. No tuve que esperar mucho porque las estrellas fugaces se fugan del cielo de Rosario con sorprendente frecuencia, así que ahí me quedaba encantado durante horas y cada vez que veía una, pedía el mismo deseo tres veces, yo quiero dibujar y dibujar y dibujar. Magia es la sensación que estas vivencias me despiertan, o más bien no me despiertan sino que me hacen seguir soñando. Rosario, en cambio, me despierta la sensación de la ciudadanía, y la ciudadanía es cosa seria.
- Para comenzar a recorrer un poco tu vida... ¿Cómo fue que empezaste a dibujar?, ¿Cuándo descubriste que ese era tu talento? ¿Te acordás de tu primer dibujo?
Sin temor a estar exagerando, hace ya mucho tiempo que digo que no recuerdo un solo día de mi vida en el que no haya hecho al menos un dibujo. De todos modos no tengo una idea concreta de haber empezado a dibujar en algún momento determinado, supongo que debo haber intuido algún tipo de satisfacción físico espiritual ya en los garabatos que pergeñaban los movimientos kinestésicos de mis deditos de un año, y en eso sí que uno no es tonto y aprende enseguida a identificar lo que le satisface, aún cuando la percepción sea exclusivamente psíquica. Pero de tener un talento jamás lo interpreté como talento, no me doy cuenta exactamente de estar beneficiado por nada que los demás no puedan hacer, y lo sostengo a rajatabla, aunque supongo que la cara de admiración de los padres o los maestros de la escuela influyen en la confianza en sí mismos que vayan adquiriendo sus hijos o sus alumnos. Me acuerdo bien de un precioso caballo que dibujé debajo de una redacción en la escuela primaria, no debe haber sido el primer dibujo pero es una buena anécdota que puede sernos útil para saber que cada experiencia de la vida tiene una parte de suerte y otra de desgracia y que de ambas debemos sacar provecho. Fue justo un día de inspección y la uniformada mató mi caballo delante de toda la clase porque si algo está demasiado bien hecho es porque estará calcado de alguna parte (aún sin las evidencias del delito) y despedazó mi redacción porque intercalaba poemas entre la prosa y eso es un capricho gramatical adolescente. La parte de suerte fue que ni bien desaparecí del oprobio sufrido ante mis compañeritos tardé poco tiempo en reconstruirme a mí mismo dibujando millones de caballos invencibles y fabulosos y escribiendo poemas con métricas inexplicables mixturadas entre las prosas más desvergonzadas. La parte de desgracia fue no haberme percatado de inmediato que un asesino había entrado a clase a hacernos perder ese tiempo precioso en el que debemos creer en nosotros más que nunca sin perder una sola centésima de segundo.
-¿Hasta que edad viviste en Rosario y por qué decidiste irte a España?
No sé si no quiero o no puedo, pero nunca tuve habilidad para memorizar las fechas, debe ser porque me parece mucho más importante el orden cronológico que la puntualidad. Vine a España la primera vez a principios de los ochenta y regresé a Argentina después de algunos años. Trabajaba como caricaturista en el desaparecido diario Rosario, era la época en que la dictadura tomaba la forma de rata gigante e intentaba huir por las estrechas alcantarillas de la cobardía. La hipocresía militar le ponía fecha a las elecciones y decretaba una de sus últimas órdenes, votar. Les había desobedecido empecinadamente hasta ese momento y decidí seguir haciéndolo. No voté, dejé el empleo y me fui al famoso Madrid de la movida. La segunda vez fue hace diez años. El Pocho Lepratti era el brazo derecho de Mariana, mi mujer, y juntos llevábamos adelante el proyecto del Ángel de lata cuando lo asesinaron. Formamos la comisión investigadora de los hechos de ese diciembre de mierda y al poco tiempo nos tuvimos que ir del país. Con respecto a esto solo me gustaría agregar, como tratando de dejar un mensaje para que descifren los que leen entrelíneas, que hay gente a la que no le interesa un carajo que existan comisiones investigadoras y le interesa sobremanera que haya más diciembres de mierda.
-¿Como es tu vida hoy allá? ¿Cuáles son tus trabajos, hobbies, tu cotidianeidad?
Vivo en la Barceloneta, un barrio de pescadores con los pies mojados por la inmemorial historia del Mediterráneo y la cabeza anclada en el futuro, lleno de balcones que incansablemente rozan las gaviotas con las puntas de sus alas y donde el vecindario tiende sus ropas multicolores hacia la calle para que se sequen con brisas de sal y flameen saludando a las cámaras fotográficas de los turistas. Salgo a correr todas las mañanas y me baño en el mar en invierno y en verano, costumbre que adquirí observando a los más viejos habitantes del lugar e inspirado en aquello de que en el país donde fueres haz lo que vieres. Me levanto invariablemente a las siete de la mañana, beso a Mariana, voy a mi estudio, enciendo el ordenador, leo las noticias, hago las compras, la cama, cocino, lavo los platos, apunto ideas de guión, escribo poemas, cuentos, notas editoriales, chistes, cierro los cuadernos y me pongo a bocetar escenas, personajes, voy pasando en limpio, dibujo, coloreo, escaneo, armo en Photoshop, envío. Acomodo un poco el tablero, me dirijo hacia las telas, los acrílicos, los pinceles, pinto, respiro hondo, cada día busco un instante para alegrarme por poder hacer lo que estoy haciendo, si lo encuentro, el impulso puede durar meses, sino, extrañar horrores a mis hijas Lucrecia y Libertad se hace un suplicio hasta que vuelvo a besar a Mariana.
-Sos dibujante, guionista, escritor, historietista, entre otras cosas, ¿qué es lo que más te gusta hacer?
Menos lo que hacen las dictaduras y los policías me gusta hacer de todo. Pero debo confesar que soy un amante del Padre de los ríos, un extraño caso de turista local enamorado de la isla de la Invernada, un socio del alma de La cabaña del Navegante, un remero inclaudicable del Rosario Rowing Club con el que gané varias regatas y hasta llegué a ser subcampeón argentino. Soy, ¿cómo podría decirlo? un deportista de élite espiritual.
-Hoy tus dibujos siguen presentes en Rosario, para citar dos ejemplos, en el Ángel de Lata y en cada año que se hace el festival de video, ¿cómo te relacionás con esas publicaciones desde la distancia? ¿Cómo pensás tus dibujos para cada revista?
Yo no pienso los dibujos, los dibujos pasan por ahí y los agarro de la cola. Es una forma de expresión pero tiene mucho de cierto, -la inspiración existe, pero tiene que agarrarte trabajando- decía Picasso, y yo le creo. Participando en las tormentas de ideas de las agencias de publicidad, donde se tiran sobre la mesa todas las ideas que vayan apareciendo a fin de elegir la mejor para desarrollar una campaña, me terminé acostumbrando a aferrar con uñas y dientes siempre la primera, que no significa no prestarle atención a las demás, sino escuchar todo pero saber volver a la idea primigenia, que suele ser, con notable regularidad, en la que está encerrada la esencia misma de lo que queríamos hacer.
- Con respecto al Ángel de Lata, me gustaría que me cuentes como nace esta publicación.
“El Ángel de lata” es un juego de palabras, pero “el ángel delata” ya no es un juego de palabras. Delatar la injusticia es una tarea sobrehumana, vaya como ejemplo que fueron necesarias muchas horas hombre y toda una nutrida comisión investigadora para delatar al asesino de Pocho Lepratti hasta conseguir su condena, y hace poco el tipo fue visto lo más choto vendiendo hamburguesas con un carrito en la plaza. Delatar la injusticia es una tarea sobrehumana, decía, y los ángeles son eso, sobrehumanos. Cansados como estábamos de tanto infierno y tanta teoría de los dos demonios necesitábamos como el aire un montón de ángeles poderosos, ángeles de tierra, ángeles de vuelo de cabotaje, miles de ángeles delatores de injusticias, y entonces nació el Ángel de lata. Esta historia se la pueden preguntar a cualquiera de los pibes que venden la revista, solo hace falta que presten atención, porque ellos podrán responder con una mínima palabra, con una escueta oración o hasta con un imperceptible gesto antropológico, pero invariablemente será la verdad.
- ¿Qué significó y significa para vos la revista? ¿y los chicos que participan de ella?
El Ángel de lata no es una revista, es la energía de los pibes impresa en un papel de gramaje considerable y tapa color. Los chicos que trabajan en ella son mis mejores amigos, mis hermanitos, y no porque lo decida yo, sino porque ellos me dieron permiso para serlo, incluso los nuevos que no conozco y que se han sumado al proyecto desde que estoy fuera del país también son mis hermanitos, así que con humildad y salvando las distancias puedo parafrasear tranquilamente a Cortázar cuando dijo del Che –Yo tuve un hermano, no nos vimos nunca pero no importaba-.
-¿cómo ves la Argentina desde España, sobre todo lo relacionado con los chicos, la pobreza, la delincuencia, etc?
Personalmente creo que para ver la Argentina desde España se necesitan lentes bifocales, una graduación nos permitirá adivinar lo que se puede desde once mil kilómetros de distancia y la otra recordar lo que se debe a más de una década de tiempo transcurrido, no es lo mismo que abrir la ventana y recorrer el barrio con la vista mientras se huele el perfume a torta frita, pero tampoco es un barómetro desestimable, ver Argentina desde España tiene la amplitud panorámica del que observa el partido de ajedrez desde el costado y la neutralidad que implica no estar pisando descalzo en suelo patrio. El Conejo, líder pseudointelectual de Polenta con pajaritos, dijo alguna vez que la cuestión no es estar en el primer mundo o en el tercer mundo, sino darnos cuenta que estamos todos en el último mundo que nos queda. Ahora bien, no sería correcto decir que Argentina está creciendo, porque los que están creciendo son los chicos, y cuando los chicos crecen, crecen los países. Y eso se ve sin lentes bifocales, a simple vista.
-¿Qué querés transmitir con tus ilustraciones e historietas? ¿Cuáles son las cosas que querés reflejar en ellas? ¿Qué tipo de cosas te gusta contar o ilustrar?
Todo eso me lo vas a tener que explicar vos a mí. Yo te prometo que sabré escucharte atentamente y que una vez que termines te sabré agradecer con gratitud el tiempo que tu interés haya empleado en observar mi obra.
-¿Cómo empezaste con los dibujos eróticos?
Siempre hice dibujos eróticos, desde que (como vulgarmente se dice) tengo uso de razón, tal vez porque mi adolescencia se movió entre el arriesgado descubrimiento del bikini que iba dejando desnuda a la malla enteriza, los ombligos femeninos que mostraban sus entresijos al sol, el auge de broncearse entre los sauces del balneario La Florida, algunas dichosas fotos pornográficas en blanco y negro circulando ajadas de tanto contrabando en el patio del colegio religioso mientras Cristo se desangraba por nosotros en la capilla y a nosotros ya no nos importaba que se muriera una estatua, la paz y el amor rozando el libertinaje que contagiaban los hippies, y tantos otros pecados capitales que pasaban a ser veniales y mentiras despiadadas que pasaban a ser piadosas, todo después de que Armstrong pisara la luna y le borrara todo su romántico encanto.
-¿Dibujás todos los días?
No te quepa ni la más mínima duda.
-¿Cuáles son hoy tus trabajos tanto acá como en España?
Mi mayor trabajo en Rosario es mantener mi condición de ciudadano, mi mayor trabajo en España es extrañar a mi ciudad sin condiciones. Porque esos son trabajos, el arte es otro paño, infinitamente más fácil y llevadero.
-¿Viajás a Rosario? ¿Tenés pensado volver a vivir a la ciudad en algún momento?
Viajo todas las tardecitas a darle un beso a mis viejos y a mis hijas, el alma suele hacer ese tipo de favores, le imprime una velocidad inusitada a las alas de los recuerdos y llegás en un santiamén a todos los rincones de la memoria. Volver definitivamente es más complicado, tiene más que ver con la ciudadanía, y la ciudadanía, como ya dije al principio, es cosa seria.