Desarrollo de ilustraciones para dos cuentos eróticos / Lápiz sanguina, lápiz sepia, pasteles, difumino y barniz en aerosol sobre papel garbanzo / Click sobre las imágenes para ampliar.
LA ALTURA DEL INTELECTO
Aquel primer intento fue casi una imprudencia. Sabido es que hay que acomodarse a la altura de las circunstancias para alcanzar los niveles de la seducción femenina pero eso no es nada fácil. Convertido en un liliputiense de pene erecto me avergoncé al darme cuenta de que no podía liberarme de la carga de machismo intolerante que heredara de mis generaciones anteriores. Ella crecía y crecía como una planta erótica destilando savia por las flores de sus labios a medida que yo me devanaba en torpes manotazos, tambaleaba en mi escala de valores y lo único que conseguía era derramar semen sobre mis pantalones. Su altura intelectual crecía y su acceso era cada vez mas inalcanzable y libidinoso cuanto mas calientes y desordenados mis intentos por llamarle la atención. Mi excitación apenas lograba hacerle desviar la vista desinteresadamente así como desvían sus ojos las panteras cuando se les posa una mosca en la punta de la cola. Estuve toda la noche anterior toqueteándome los testículos mientras preveía el encuentro. Imaginé una y otra vez como me exprimía el sexo y se bebía mi jugo igual que un borracho se bebe el de las uvas. Tenía perfectamente calculado el instante en que abriría sus nalgas ante mi flagrante masculinidad así como se abren al sol los melocotones maduros lleno de almíbar dulce. No me cabía duda alguna, con solo mostrarle una erección me suplicaría babeándose el mentón que le penetrara la tibieza de sus cavidades. Entonces fue cuando con el índice empujó muy suavecito la escalera y caí con la insignificancia que caen los sonámbulos desde las cornisas. Y aquí estoy con el sexo escayolado y dos meses de reposo en los riñones pensando exclusivamente en el día en que me den el alta médica para volver a intentarlo, pero a la próxima mujer que se me presente he decidido conquistarle primero el suelo de los pies y entonces, bien desde abajo, paulatinamente, ir creciendo con dulces caricias de amor hasta alcanzar la inteligencia incuestionable del pubis y una vez allí, respetuosamente, pedir permiso para entrar.
UN ÁTOMO DE LLUVIA
Si el primer intento fue imprudente el segundo fue descabellado. Y es que el paso a paso de la seducción pierde siempre con el salto mortal del sexo instintivo. De nada había servido el escarnio del reposo obligado a causa de la fracasada conquista, ni las inspiradas palabras de amor como caricias del cielo sobre la tierra que me había memorizado para decirle, ni el cálculo preciso del tiempo impasible que me tomaría descorrerle el telón de sus bombachas e ir descubriendo el escenario de sus glúteos níveos, todo lo cual, lejos de serenar mis impulsos, me había jugado en contra. Fue esto lo que me llevó en volandas a intentar acceder por la retaguardia sin premeditación y con alevosía. Volví a encaramarme sobre los endebles peldaños de mi escala de valores hasta que mi heredad machista se apoderó nuevamente de mi escroto. Se dispararon incontrolables las imágenes libidinosas de sus piernas abiertas en medio de las cuales brillaban los pliegues secretos de su vagina y las intimas tonalidades del orificio anal entre sus nalgas. Entonces me empezó a temblar el pulso del pene y como un ser independiente de mi control se desbocó por cuenta propia como un geiser y eyaculó una cucharada de miel blanca que resbaló por la suavidad del muslo femenino como un esquiador por la falda de las montañas. Ella sintió la humedad como el átomo de una gota de lluvia. Otro intelecto mas que se agigantaba, ¿será por eso que dicen que todas las mujeres son iguales?. No lo se, pero esta también empujó muy suavecito la escalera con el índice y yo volví a caer como caen los alpinistas, hecho un pequeño guijarro hipnotizado por el vértigo de los precipicios. Y otra vez con la libido en cuarentena, los huesos del erotismo hechos pedazos y el nivel de semen por las nubes, altísimo, por allá donde el cerebro de las féminas vuela planeando sabiamente el espacio como un águila en celo y la brutalidad masculina aletea con el desorden propio de los buitres carroñeros.
16 comentarios:
Si, solamente leí el primero, pero cuando llegue el momento no espere mucha retórica, con una palmadita en la nalga es suficiente para saber que ya puede entrar. :D
No se si quedarme con el delas delanteras o con el del trasero ambas provocan en mi libido espasmos mentales, je je je . Estan muy logrados, las chicas asi no existen....
Tras la cerrada ovación que puso término a la sesión plenaria del Congreso Internacional de Lingüística y Afines, la hermosa taquígrafa recogió sus lápices y papeles y se dirigió hacia la salida abriéndose paso entre un centenar de lingüistas, filólogos, semiólogos, críticos estructuralistas y desconstruccionistas, todos los cuales siguieron su garboso desplazamiento con una admiración rayana en la glosemática.
De pronto las diversas acuñaciones cerebrales adquirieron vigencia fónica:
¡Qué sintagma!
¡Qué polisemia!
¡Qué significante!
¡Qué diacronía!
¡Qué exemplar ceterorum!
¡Qué Zungenspitze!
¡Qué morfema!
La hermosa taquígrafa desfiló impertérrita y adusta entre aquella selva de fonemas.
Sólo se la vio sonreír, halagada y tal vez vulnerable, cuando el joven ordenanza, antes de abrirle la puerta, murmuró casi en su oído: ''Cosita linda".
Mario Benedetti
Salu
Mira, me iba a dormir, son mas de la una y digo"me paso por lo del Tomi"
Veo esto, estas cosas que vos te mandas y no se si escribirte un mensaje enorme con alguna admiracion de tono en puteadita o dormirme con una sonrisa..
voy en esa,a la sonrisa
chau
Los culos que Ud. dibuja, me hacen levantar vueltas.
Abrazo.
tremeeeeendo!!!! esas sombras!!!!!!!!
Tiene razón, Viki, pero siempre conviene tocar el timbre antes de pasar al dormitorio.
Existir existen, Número uno, el problema es que nosotros no nos las podemos creer.
Tres cosas me quedan bastante claras, Silvi, el congreso era en Argentina, la taquígrafa era del pueblo y el ordenanza, de barrio.
Me puede putiar o irse a dormir, Martín, viniendo de alguien que transmite la filantropía que usted transmite, cualquiera de las dos opciones me resultarán entrañables.
Menos mal que son los culos que dibujo los que le hacen levantar vueltas, Pito, porque si fuera que las vueltas de los dibujos le hacen levantar el culo, estamos fritos.
Sombras, nada mas, o en este caso tierra siena tostada, nada mas, Andrés.
No es fácil, con las mujeres nunca se sabe.
La mejor de las suertes en el próximo intento y si este también fallara, por acceder a semejante monumento de dama habrá que seguir ideando la estrategia ganadora.
Un gran abrazo.
Que te voy a explicar yo a vos de próximos intentos y estrategias ganadoras, Manu, si yo me hice invulnerable leyendo “El bollo afectivo” y vos te hiciste invulnerable cuando lo escribiste.
Gloriosas ilustraciones. ¿Esa es la tan mentada escalera al cielo?
¿La tan mentada escalera al cielo?... al infierno habrá querido decir usted, mi estimado Miolnir, si cuando uno llega ahí lo más probable es que la cosa se ponga bien calentita y que se empiece a sacudir como un demonio.
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